En el presente trabajo abordaré la temática de la libertad del educando desde la perspectiva de la pedagogía Montessori.
Lo que me moviliza a desarrollar este tema es mi convicción de que la libertad bien entendida, es decir, con límites y disciplina, tal como lo planteaba María Montessori, es primordial para explotar todas las potencialidades de un individuo, máxime cuando se trata de un niño en pleno desarrollo y en un contexto de aprendizaje.
Resulta pertinente refutar el concepto tan trillado de libertad entendida como hacer lo que se quiere sin pautas ni límites, o actuando de manera perniciosa con uno mismo o con nuestros pares. La libertad, por el contrario, consiste en poder realizar todo aquello que sea beneficioso para nuestro desarrollo de acuerdo a las leyes de la naturaleza humana.
La libertad es uno de los principios fundamentales del ambiente Montessori y es condición sine qua non que se desarrolle con límites, disciplina y responsabilidad, por tanto, es importante conocer y entender el significado de estos tres conceptos.
Según la RAE (Real Academia Española), una de las acepciones del término límite (la que aplica a este caso) es un punto o grado que no puede superarse. En el ambiente Montessori se entiende que lo que no puede superarse es la libertad de los pares, que, como dice la ya conocida frase “la libertad de un individuo termina donde comienza la de los demás”. Es también relevante el hecho de que para efectuar una determinada acción hay que tener conocimiento de la misma. Por ejemplo, al momento de manipular el uso del material del ambiente, es necesario conocer cómo y cuándo hacerlo.
Para poder actuar de manera limitada el niño debe aprehender a comportarse disciplinadamente, lo que implica seguir al Guía y dejarse enseñar. De este modo, tendrá las herramientas necesarias para auto-disciplinarse, entendiendo por auto-disciplina el control de sí mismo, de sus impulsos y deseos.
Ineludiblemente, no puede haber límites ni disciplina sin responsabilidad. La responsabilidad es la implicancia lógica de la libertad con límites y de la disciplina, dado que analizando etimológicamente el término, entendemos que se desprende del concepto de responder. El niño debe poseer la capacidad de respuesta a aquello que se le pide y el ambiente Montessori es un lugar propicio para brindarle los medios necesarios que le permitirán adquirir las habilidades y conocimientos que van a habilitarlo a responder a lo que se le pide.
Entendiendo de manera adecuada el significado de libertad podemos concluir que solo mediante la misma el niño será capaz de liderar su propio desarrollo.
Por lo expuesto en los párrafos anteriores, resulta harto evidente que quien protagoniza su propio proceso de aprendizaje es el niño, aunque no podemos dejar a un lado el importante rol del adulto, teniendo en cuenta que el proceso no podría completarse sin este.
Es el adulto quien debe preparar un ambiente oportuno para que el niño practique su libertad en las condiciones anteriormente enumeradas. Es quien debe estar capacitado para darle las herramientas que al niño le permitirán discernir qué es bueno para él y su entorno y qué no lo es. Debemos asimilar que el niño toma el accionar del adulto como ejemplo de manera innata, por tanto, debe en todo momento comportarse de acuerdo a los preceptos promovidos y a los valores ponderados por la pedagogía Montessori.
Particularmente, luego de analizar los efectos positivos de basar un modelo educativo en la libertad, sostengo que no podemos concebir a la educación de otra manera, ya que que de no haber libertad, nos encontramos ante un modelo no educativo, sino adoctrinador. A lo largo de la historia, ha sido posible comprobar que del adoctrinamiento no surge nada constructivo ni beneficioso para quien se encuentra sumido en ese desafortunado modelo, y a modo ejemplificativo puedo mencionar que los países en los que la educación está sujeta a estrictas currículas manejadas por el Estado son los que precisamente obtienen los últimos lugares en los resultados de las pruebas PISA (Programme for International Student Assessment). Y hoy, siglo 21, ya es tiempo de defender acérrimamente el derecho a la libertad en un amplio sentido del término, e introducir al niño en un ambiente Montessori es una forma fructífera de que asimile, pondere y divulgue el valor de la libertad.
Ensayo realizado por: María Victoria Osona, Children’s house assistant certificada por AMI.